Aguas residuales con alta carga salina: tecnologías de desalación y recuperación

El tratamiento de aguas residuales con alta carga salina representa un gran desafío para la industria. Estos efluentes, ricos en sales disueltas, no solo dificultan los procesos convencionales de depuración, sino que también afectan negativamente al medio ambiente si se vierten sin un tratamiento adecuado. En este contexto, la implementación de tecnologías específicas de desalación y recuperación se vuelve esencial.

¿Qué son las aguas residuales salinas?

Las aguas residuales con alta carga salina contienen concentraciones elevadas de sales disueltas como cloruros, sulfatos, sodio, potasio y calcio. Su origen suele estar vinculado a sectores industriales como:

Industria química y farmacéutica.
Procesos de curtido y galvanoplastia.
Plantas desaladoras (rechazos de ósmosis inversa).
Industria alimentaria (conservas, salazones).
Minería y petróleo.

Además, en regiones costeras o con acuíferos salinizados, estas aguas también pueden proceder del uso de fuentes subterráneas afectadas por la intrusión marina.

¿Por qué es necesario tratarlas?

Una elevada salinidad en las aguas residuales impide su reutilización, dificulta los tratamientos biológicos y genera problemas de corrosión en las infraestructuras. Asimismo, los vertidos salinos pueden deteriorar la calidad de los cuerpos receptores y afectar la vida acuática.

Por ello, muchas administraciones exigen a las industrias reducir la salinidad antes del vertido o reutilización.

Tecnologías para el tratamiento y recuperación de aguas salinas

El tratamiento de estos efluentes requiere tecnologías específicas de separación y concentración de sales. A continuación, se detallan las más utilizadas:

1. Ósmosis inversa (RO)

Es la tecnología más extendida para la desalación de aguas. Utiliza membranas semipermeables que retienen las sales al aplicar presión. Se obtiene un efluente con bajo contenido salino (permeado) y un rechazo salino concentrado (salmuera).

Alta eficiencia en la eliminación de sales.
Ideal para industrias que buscan reutilizar el agua tratada.
Requiere pretratamientos y control de incrustaciones.

2. Nanofiltración

Similar a la ósmosis inversa, pero con menor presión de operación y mayor paso de ciertos solutos. Es adecuada para separar sales divalentes (como calcio o sulfatos) y materia orgánica.

Eficaz para pretratamientos y aplicaciones intermedias.
Menor consumo energético que la RO.

3. Destilación por múltiple efecto (MED) o compresión de vapor (MVC)

Estas tecnologías térmicas permiten evaporar y condensar el agua, separándola de las sales. Se emplean especialmente cuando las concentraciones salinas son extremas o se requiere una alta recuperación.

Alta resistencia a efluentes agresivos.
Costes energéticos elevados, pero viables si se aprovecha calor residual.

4. Electrodiálisis (ED)

Este proceso utiliza membranas selectivas y corriente eléctrica para separar los iones disueltos. Es eficaz para la desmineralización parcial de aguas con salinidad moderada.

Bajo consumo de productos químicos.
Ideal para procesos de reutilización de agua industrial.

5. Cristalización y gestión de salmuera

Cuando se busca una recuperación total de agua (ZLD – Zero Liquid Discharge), se puede aplicar un sistema de concentración extremo seguido de cristalización de sales. Esto permite valorizar los residuos y minimizar el impacto ambiental.

Solución avanzada para industrias con limitaciones de vertido.
Elevada inversión inicial, pero gran sostenibilidad a largo plazo.

Reutilización del agua tratada

El agua tratada con tecnologías de desalación puede reutilizarse en:

Procesos industriales internos.
Riego de cultivos tolerantes a sales.
Limpieza o refrigeración.
Recarga de acuíferos, previa evaluación.

Esto no solo contribuye a una gestión más eficiente del recurso, sino que también reduce la dependencia de fuentes externas de agua dulce.

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